En todas las consultas de profesionales sanitarios nos encontramos
en ocasiones con pacientes que acuden con excesiva frecuencia sin un motivo
claro que lo justifique (hiperfrecuentadores) o pacientes que habitualmente nos
plantean conflictos, ya sea por desconfianza, por agresividad o simplemente por
mala relación personal por incompatibilidad de carácter.
Existen estudios que cifran la
prevalencia de estos pacientes entre el 1-3%, pero que debido a la alta
frecuentación vendría a suponer un 10% de todos nuestros actos. Todos podemos identificar esos pacientes,
aquellos que cuando observas el listado de pacientes citados para ese día
empiezan a entrarte sudores, que se mantienen hasta el momento de la visita y
continúan un rato después.
El manejo de estos pacientes en
la Atención
Especializada es muy diferente ya que la relación es
habitualmente limitada en el tiempo. En cambio en AP la relación con estos
pacientes puede durar años, lo que obliga al profesional a cuidar especialmente
todos los aspectos éticos de una relación probablemente difícil.
A lo largo de los años he
observado múltiples formas de intentar solucionar el problema como por ejemplo
rotación obligatoria de estos pacientes entre los diferentes compañeros del
Centro de Salud, pero este tipo de soluciones normalmente acaban en abandono de
los pacientes ya que como dentro de poco cambiará nadie se implica realmente en
su tratamiento
Tendemos a poner etiquetas a
ese tipo de pacientes (“protestón”,”broncas”, “hiperdemandante”, etc.) y eso
dificulta sobremanera tratar de forma correcta las patologías que presente o
sus causas ocultas ya que en la visita normalmente no escuchamos al paciente sino
que solo pensamos en como acabar pronto y sin un nuevo conflicto.
Por ello debemos hacer un
esfuerzo antes de cada visita en olvidar esas etiquetas y volver a empezar de
nuevo, intentando ver de forma global al paciente e intentar identificar cual
es la fuente de los conflictos, o si hay un motivo oculto para la
hiperfrecuentación.
Como en entradas anteriores de
esta serie ilustraremos el tema con un caso clínico que analizaremos en
próximas entradas
Caso clínico:
Doña virtudes es un paciente hipercrítica y suspicaz con el
equipo sanitario.
Todo el personal sanitario que la trataba la consideraba
insoportable.
La insistencia de la paciente en recibir atención sanitaria a
domicilio sin necesidad es lo que acabó por romper la relación, llevando al
médico a plantear un cambio de médico a la paciente, a lo que esta contestó: “
no quiero cambiarme de médico, estoy bien con usted, lo que quiero es que me
envíe al hospital para que me encuentren lo que tengo”
Jesús estoy plenamente de acuerdo en el planteamiento que haces de este caso. En mi práctica como médica de familia he comprobado con cierta frecuencia que cuando le dedicas un tiempo de escucha activa y de acercamiento a estos pacientes "difíciles" se produce un cambio importante. Al sentirse el paciente "reconocido" mejora la relación y disminuye la demanda excesiva y el trato es más satisfactorio para todos. Vicenta Alborch
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