Reflexiones
tras la lectura del resumen de ponencias del XII Ateneo de Bioética:
Desde
hace siglos se viene defendiendo que la única manera de obtener
nuevos conocimientos en ciencia es a través del método científico.
Solo es valido aquello que es demostrable y reproducible y todo
aquello que se sale de ese método queda fuera de las ciencias
“verdaderas”.
Esto
nos lleva a preguntarnos como debemos investigar y avanzar en
bioética. ¿Podemos aplicar el método científico? ¿Cuál debe
ser la función de la bioética en los proximos años?
Para
Van Rensselaer Potter “En este momento la investigación empírica
está en crisis, tenemos evidencias pero no las aplicamos, no se
utiliza el conocimiento que tenemos en la realidad. Hay muchos
intereses en la investigación y no siempre se investiga de forma
libre. También hay una crisis de confianza en el conocimiento
profesional, lo que se pide es que la investigación debe bajar a los
contextos, hay que utilizar la bioética para cambiar. Yo propongo un
método de investigación participativa basado en una forma de
conocimiento autorreflexiva que emprenden los participantes en
situaciones sociales para mejorar sus propias prácticas desde una
perspectiva racional y justa. Se trata de un proceso participativo y
democrático”.
La
función de la bioética en los próximos años será educar a los
profesionales y a la población sobre los fines de la ciencia médica,
intentar definir que es la salud y como la ciencia médica debe
ayudar a alcanzarla. Debe ser el motor que nos lleve a una nueva
Alma-Ata que sirva de base para el desarrollo de las políticas
sanitarias de los próximos treinta años y que devuelva a los
profesionales la motivación y sirva para educar a la población en
salud.
Para
alcanzar estos ambiciosos objetivos no es posible aplicar el método
científico. Pero ¿Cuál
es entonces el método?
En
este punto surgen múltiples caminos y es difícil saber con cual
hemos de quedarnos.
Para
nuestro día a día y dejando un poco de lado los grandes objetivos y
empezar a adquirir conocimientos en bioética es más cómodo
aprender los cuatro principios básicos (autonomía, justicia,
beneficencia y no maleficencia) y a partir de ahí intentar resolver
los conflictos que se produzcan, pero a medida que vas estudiando
diferentes casos vas encontrando que esos principios se quedan cortos
ya que hay valores que no se pueden clasificar dentro de ninguna de
las categorías.
Si
además de la existencia de esos valores inclasificables trabajas en
Atención Primaria y conoces la historia vital de tus pacientes, sus
ideales, conflictos familiares y miedos es fácil aproximarse más
al método narrativo
que a cualquier otro. Cada situación es una historia que según
quien se el narrador y su punto de vista adquiere tintes diferentes,
mostrando la pluralidad de las perspectivas a partir de las cuales
hemos de tomar nuestras decisiones.
Por
ello es difícil difundir la bioética entre los compañeros de AP,
muy concienciados por años de educación de la necesidad de unas
reglas fijas antes de actuar, acostumbrados a la existencia de
protocolos y guías clínicas que regulen las actuaciones. Estamos
planteando que cada caso es diferente y que nuestra actitud y
decisiones pueden variar según pequeños matices de la historia.
¿Cómo conseguir difundir la bioética en AP?.
Mediante mas sesiones clínicas en los centros de salud sobre casos
concretos sobre los que deliberar
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