Mi entrada se relaciona con una consulta a primera hora de
la tarde de estos días de primavera. Se presenta ante mí, acompañada
por su padre, una adolescente de 15 años que yo no conocía previamente
(sí por referencias de su padre, que había consultado días atrás por
dismenorrea, y me informó de que era mi nueva
paciente, en su historial aparecían múltiples fallos a consultas de pediatría y
especialistas).
Expusieron un problema dental. A continuación
el padre me comentó que su hija quería hablar
conmigo sin estar él presente. Una vez nos quedamos solas, la chica expone lo que realmente
le preocupa: tiene una amiga a la que han diagnosticado una
gonococia, por la que ha recibido hace
unos días tratamiento médico, aunque
ella se siente bien y no tiene ningún síntoma. A continuación manifiesta, que
está preocupada por si se ha contagiado, porque (y esto
es especialmente preocupante) comparten novio.
A pesar de las consideraciones médicas
a nivel particular, es un problema de salud pública
importante y
también puede ser un problema legal. La adolescente es menor, la amiga posiblemente también lo
es, y desconozco el dato de la persona que mantiene relaciones sexuales con
ambas (o con más). Asimismo, al ser ella menor de edad los padres o tutores
deben ser informados de esta situación.
No planteo aquí el problema médico ni legal porque ya está encauzado, si no las consideraciones éticas y
sociales: ¿Hacia donde va esta sociedad, si las adolescentes inician
sexo tempranamente sin ningún tipo de protección y en situaciones difíciles de
manejar para alguien tan joven? ¿En qué estamos fallando en
la educación sexual que ofrecemos a las
personas jóvenes en los colegios e institutos?
El primer problema grave que detectamos es la exposición a enfermedades de transmisión
sexual, pero hay otro problema que a mí me parece tan grave o más, la inmadurez con la
que se inicia la vida sexual. El sexo no es un juego infantil. Hace falta cierta madurez y
capacidad para poner límites. Como sociedad estamos exponiendo a la hipersexualización a
los menores: nuestros jóvenes tienen acceso a través de las redes sociales a
material pornográfico indiscriminadamente, y su formación sexual se está generando ahí. En las películas pornográficas no se usa preservativo generalmente y los jóvenes lo normalizan. Los adolescentes han malinterpretado el concepto de libertad
sexual, confundiéndola con promiscuidad. Dada su juventud e inmadurez, son más
proclives a juegos sexuales como "el muelle" o el stealthing (el varón se quita el preservativo durante la
relación sexual sin que ella se entere).
No pretendo juzgar la edad a la que se inicien las
relaciones sexuales, pero desde luego iniciarlas sin protección, compartiendo
novios, con la posibilidad embarazo en edades
casi pediátricas, no es nada bueno para nuestra sociedad.
El inicio de una jornada vespertina de trabajo con 6 minutos
para resolver una situación como ésta (me
llevó mucho más tiempo y uso de recursos que se posponen a mañanas posteriores)
como profesional y como madre te bloquea, sientes que no puedes abarcar un
problema de estas dimensiones como se debería..
Entrada elaborada por: Mª Teresa Almela
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