El
último numero de la revista DMD
(62/2013) está dedicado en exclusiva a los aspectos
fundamentales del proceso de morir de las personas de edad avanzada,
colectivo cada vez más importante en nuestro país, ya que la
población cada vez esta mas envejecida y el número de personas de
edad avanzada crece exponencialmente y no siempre nuestra formación
y preparación como personal sanitario para atenderlos esta a la
altura.
Dejando
de lado las características especiales de manifestación de las
distintas enfermedades en los ancianos y centrándonos en el final de
la vida debemos plantearnos varias preguntas fundamentales:
¿respetamos la voluntad de las personas mayores en el proceso de
morir? ¿les ofrecemos a nuestros mayores una muerte digna?, ¿son
iguales los cuidados paliativos que recibe una persona de 55 años
con una enfermedad terminal que los que recibe un anciano en
situación terminal?, ¿Damos
a nuestros mayores lo que querríamos para nosotros?
He
planteado esta última pregunta en múltiples ocasiones en diferentes
foros y mayoritariamente somos partidarios de conocer nuestros
diagnósticos, por terribles que estos puedan llegar a ser, pero si
hablamos de una persona mayor el planteamiento mayoritariamente es
ocultarlo hasta el final ya que consideramos que no están
capacitados para asumir que el final se acerca y les haremos sufrir
innecesariamente.
Cuando
conseguimos que se rompan estos mitos y que en las familias se hable
tranquila y serenamente de la enfermedad habitualmente son nuestros
mayores los que ponen el punto de sensatez que les otorgan los años
vividos y la seguridad que después de tener su vida cumplida el
final esta cada vez mas cerca.
Y
avanzando un paso más en estas reflexiones nos encontramos el tema
central de la revista y del título de la entrada. ¿Hasta que punto
es lícito aplicar tratamientos a ancianos que han manifestado su
deseo de morir en paz y de forma digna cuando sabemos que lo que
conseguimos son meses o quizás años de vida en sufrimiento? ¿Que
aportamos a esos pacientes o a sus familias? ¿No deberíamos
plantearnos que la vida no es algo obligatorio ni eterno y que
tenemos derecho a morir de forma digna cuando la vida haya perdido
esa dignidad?