sábado, 23 de junio de 2018

El sexo no es un juego infantil. A propósito de un caso.


Mi entrada se relaciona con una consulta a primera hora de la tarde de estos días de primavera. Se presenta ante mí, acompañada por su padre, una adolescente de 15 años que yo no conocía previamente (sí por referencias de su padre, que había consultado días atrás por dismenorrea, y me informó de que era mi nueva paciente, en su historial aparecían múltiples fallos a consultas de pediatría y especialistas).

Expusieron un problema dental. A continuación el padre me comentó que su hija quería hablar conmigo sin estar él presente. Una vez nos quedamos solas, la chica expone lo que realmente le preocupa: tiene una amiga a la que han diagnosticado una gonococia,  por la que ha recibido hace unos días tratamiento médico, aunque ella se siente bien y no tiene ningún síntoma. A continuación manifiesta, que está preocupada por si se ha contagiado, porque (y esto es especialmente preocupante) comparten novio.

A pesar de las consideraciones médicas a nivel particular, es un problema de salud pública importante y también puede ser un problema legal. La adolescente es menor, la amiga posiblemente también lo es, y desconozco el dato de la persona que mantiene relaciones sexuales con ambas (o con más). Asimismo, al ser ella menor de edad los padres o tutores deben ser  informados de esta situación.

No planteo aquí el problema médico ni legal porque ya está encauzado, si no las consideraciones éticas y sociales: ¿Hacia donde va esta sociedad, si las adolescentes inician sexo tempranamente sin ningún tipo de protección y en situaciones difíciles de manejar para alguien tan joven? ¿En qué estamos fallando en la educación sexual  que ofrecemos a las personas jóvenes en los colegios e institutos?

El primer problema grave que detectamos es la exposición a enfermedades de transmisión sexual, pero hay otro problema que a me parece tan grave o más, la inmadurez con la que se inicia la vida sexual. El sexo no es un juego infantil. Hace falta cierta madurez y capacidad para poner límitesComo sociedad estamos exponiendo a la hipersexualización a los menores: nuestros jóvenes tienen acceso a través de las redes sociales a material pornográfico indiscriminadamente, y su formación sexual se está generando ahí. En las películas pornográficas no se usa preservativo generalmente y los jóvenes lo normalizan. Los adolescentes han malinterpretado el concepto de libertad sexual, confundiéndola con promiscuidad. Dada su juventud e inmadurez, son más proclives a juegos sexuales como "el muelle" o el stealthing (el varón se quita el preservativo durante la relación sexual sin que ella se entere).

No pretendo juzgar la edad a la que se inicien las relaciones sexuales, pero desde luego iniciarlas sin protección, compartiendo novios, con la posibilidad embarazo en edades casi pediátricas, no es nada bueno para nuestra sociedad.

El inicio de una jornada vespertina de trabajo con 6 minutos para resolver una situación como ésta (me llevó mucho más tiempo y uso de recursos que se posponen a mañanas posteriores) como profesional y como madre te bloquea, sientes que no puedes abarcar un problema de estas dimensiones como se debería..

Entrada elaborada por: Mª Teresa Almela

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