domingo, 21 de diciembre de 2014

Reflexiones sobre la medicina del próximo año

Dandole vueltas a como resumir las sensaciones que nos deja este año y que es lo que nos ilusiona para el próximo he encontrado esta magnífica entrada de Juan Simó en su blog que creo que merece la pena ser difundida y comentada.

http://saluddineroy.blogspot.com.es/2014/12/con-un-espiritu-de-autorresponsabilidad.html

Y así mismo hacernos eco de una bonita y esperanzadora iniciativa de otro de los luchadores de la Atención Primaria, Rafael de Pablo, uno de los impulsores de la "Plataforma Diez Minutos".











"Otra Medicina de Famila es posible y en el 2015 lo vamos conseguir. 
Cargados de ilusión ¿quien nos va a parar?"


 

lunes, 15 de diciembre de 2014

ANTROPOLOGÍA Y MEDICINA



Con este título sugerimos la existencia de un posible vínculo entre la Antropología y la Medicina. Para ver cuál es la naturaleza de esa relación empezaremos por aclarar el significado del término etnomedicina. Veremos qué puede aportar respecto a la concepción del cuerpo, la salud, la enfermedad, la clasificación de las enfermedades, su etiología, los diferentes sistemas de curación, las maneras de entender quién es un especialista en salud... Para acabar defendiendo, tras este recorrido -necesariamente superficial- que la etnomedicina puede ayudarnos a desarrollar la mirada crítica así como enriquecernos con su estudio de los distintos modelos relativos a la salud, la curación y la enfermedad.
El término etnomedicina1 comenzó a utilizarse por los años sesenta para denominar un subcampo de la Antropología que se ocupaba de describir la forma en que la gente de distintas culturas piensa y se comporta en lo relativo a la salud, la enfermedad y la curación.
En aquél momento, la etnomedicina se ocupaba únicamente de estudiar y describir los sistemas de salud no occidentales y era más o menos sinónimo del término medicina primitiva, hoy en desuso.
Así pues, en sus comienzos el término era etnocéntrico2. Ofrecía la descripción de una serie de prácticas y rituales de sanación más o menos extraños y exóticos que eran condenados, ridiculizados o simplemente ignorados por la “ciencia oficial” de la cultura occidental, considerada claramente superior a esta “medicina primitiva”...
Sin embargo, hacia los años ochenta, la Antropología se hace consciente de la necesidad de superar el prejuicio etnocentrista para desarrollarse como disciplina rigurosa, y entonces cambia también el enfoque de los estudios en este campo. De tal forma, que al hacer etnomedicina, hoy en día se incluye como objeto de estudio también a la biomedicina occidental contemporánea (BMC) como un sistema cultural junto a los sistemas de salud de todas las demás culturas. Esto hace especialmente interesantes las informaciones que aporta sobre nosotros mismos, sobre nuestros esquemas culturales. Sabemos que lo más cercano suele ser lo menos conocido, precisamente por falta de perspectiva. El estudio transcultural3 que realiza actualmente la etnomedicina nos permite conseguir esa distancia respecto a lo propio necesaria para lograr una mirada más objetiva, más “desprejuicida”.

 Comenzando con lo más básico, las diversas culturas varían en el modo en que la gente percibe el cuerpo. El pensamiento euroamericano, el nuestro, hace hincapié -por tradición cultural- en la separación entre el cuerpo y la mente. Dualismo que se refleja en el hecho de que la medicina occidental tiene una categoría especial llamada “enfermedades mentales”, que trata problemas de salud, pero localizados sólo en la mente. Sin embargo, en otras culturas, donde no existe la distinción mente-cuerpo, no hay categoría para las “enfermedades mentales” y el tratamiento es más holístico. También respecto a la distinción entre cuerpo vivo y cuerpo muerto hay diferencias muy señaladas en todo el mundo. Son distintos los órganos que pueden ser considerados críticos para marcar el límite entre una y otra. En EE.UU una persona puede ser declarada muerta mientras su corazón sigue latiendo, si se juzga que el cerebro “ha muerto”. En otras culturas no aceptarían una definición de vida o muerte basada en el cerebro. 
 
Respecto a las formas de catalogar y clasificar las enfermedades, la gran diversidad emic (categorías propias de cada cultura) para etiquetar los problemas de salud supone un reto para los antropólogos médicos y los especialistas en el cuidado de la salud. Las categorías occidentales que los expertos en biomedicina aceptan como verdaderas, exactas y universales, muchas veces no se corresponden con las categorías de otras culturas. Para orientarse entre tantas clasificaciones posibles, los antropólogos médicos utilizan algunos conceptos para poner orden. Así, por ejemplo, utilizan la dicotomía enfermedad/dolencia. En este modelo, enfermedad hace referencia a los problemas de salud biológicos que son objetivos y universales, tales como bacterias, infecciones virales o un brazo roto. Y dolencia alude a las percepciones y dolencias específicamente culturales de los problemas de salud. Ambos conceptos, enfermedad y dolencia, deben ser entendidos en su contexto cultural.
Los antropólogos han descubierto muchos problemas de salud alrededor del mundo, a los que se refieren como síndromes específicamente culturales, es decir, dolencias. Un síndrome específicamente cultural es un problema de salud con un conjunto de síntomas asociados con una cultura en particular. Factores sociales como el estrés, el miedo o el shock son muchas veces las causas subyacentes de síndromes específicamente culturales. Los síntomas biofísicos pueden ser complejos y los síndromes específicamente culturales pueden ser mortales. La somatización o in-corporación (embodiment) es el proceso mediante el cuál el cuerpo absorbe el estrés social y manifiesta síntomas de sufrimiento.
Ejemplos de estos síndromes específicamente culturales son: la anorexia nerviosa que afeccta a las jóvenes euroamericanas de clase media y alta, aunque ahora está en proceso de globalización. Las causas son desconocidas. Produce un desgaste del cuerpo por rechazar alimento; la sensación de estar muy gorda y, en casos extremos la muerte. El hikikomori afecta a los varones japoneses desde la adolescencia a la madurez. Las causas son la presión social que padecen para triunfar en el colegio y conseguir un puesto de trabajo. Provoca un retraimiento agudo; dejar de prestar atención en el colegio, encerrarse en su cuarto durante meses, a veces años. El SMJ o síndrome del marido jubilado afecta a las mujeres japonesas con maridos jubilados. La causa es el estrés y produce úlceras, arrastrar las palabras, sarpullido alrededor de los ojos, pólipos en la garganta.
En la relación con la etiología de la enfermedad, o dicho de otra forma, con las explicaciones causales de la salud y el sufrimiento, el estudio transcultural pone de relieve que la biomedicina occidental contemporánea tiende a un reduccionismo en cuanto a la consideración del concepto “causa”, restringiéndolo a aquello que es puramente físico o material. Lo cuál conduce, en última instancia, a la medicalización de trastornos de salud cuya causa no es física, con la consiguiente ineficacia de los tratamientos aplicados. Desde otras ópticas, otros esquemas culturales, las causas de muchos problemas de salud pueden ser no sólo físicos sino sociales, psicológicos o incluso sobrenaturales. Por tanto la sanación de los mismos no radica en la medicalización sino en otro tipo de acciones o tratamientos más adecuados a la naturaleza de la causa. La pobreza, por ejemplo, es una causa de tipo no ya social, sino estructural, que ocasiona problemas de salud que no se curan con medicamentos, sino erradicando la pobreza, cambiando la estructura social que la genera. Y esto no es un problema propiamente médico. Es más, la medicalización en estos casos puede estar obedeciendo a intereses espurios a los auténticos intereses de la medicina. Un mal manejo de las emociones es también causa de problemas de salud, pero no es la medicación quien suele resolverlo, sino otro tipo de acciones o tratamientos más integrales, más holísticos. Así, enfoques más amplios respecto a la etiología de las enfermedades pueden ofrecer un abanico más amplio de posibilidades para abordarlas. Y, respecto a las creencias en lo sobrenatural y su incidencia en la salud de las personas basta recordar los estudios ya clásicos de Lévy-Strauss en Antropología Estructural para hacernos una idea de la potencia simbólica de los conjuros y los maleficios para aquellos que creen en ellos.
En lo referente a métodos de curación, y muy en relación con lo anterior, el estudio transcultural muestra que además de la cura de las dolencias corporales de un modo separado de lo social, existen formas de entender la curación donde la colaboración del contexto social de los individuos es esencial para la misma. O la llamada curación humoral, propia de enfoques como la medicina védica, que está teniendo una gran resitencia de cara a la biomedicina occidental, muchas veces incorporándose a ella, que concibe la enfermedad como desequilibrio corporal que puede contrarrestarse con dietas específicas, cambios de hábitos y la ingesta de sustancias apropiadas. Lo cuál enlaza con la “desprovechada sapiencia botánica” de muchas culturas para el tratamiento de enfermedades. La fitoterapia tiene todavía mucho que decir recopilando y no dejando perder los conocimientos botánicos acumulados durante generaciones en todas las culturas.


Para acabar, recapitulando lo dicho, la etnomedicina en su enfoque transcultural, puede servirnos de mucho para la sociedad cada vez más globalizada en la que vivimos y a la que tendemos, si queremos conservar la riqueza de la diversidad y que no perezca bajo el peso de un proceso globalizador “fagocitador” de diversidad cultural que impone un único patrón. Recordemos que el objetivo de la transculturalidad no es sustitutir un modelo por otro. Se trata más bien de que “todos ganen”. De obtener nuevos hechos culturales mediante el eclecticismo. Hay campos en los que la biomedicina occidental está a años luz de otras prácticas curativas y nadie con sentido común desecharía esos logros. Pero también es cierto que ésta presenta muchas deficiencias que, el mirar en otras direcciones, puede ayudar a subsanar, pues están mejor resueltos desde otros planteamientos, que coinciden con visiones más críticas de la biomedicina occidental, no reduccionistas, que insisten en la necesidad de “recuperar” un enfoque más holístico de la práctica médica, considerando que la enfermedad debe abordarse como un hecho complejo, que incluye aspectos biológicos, psicológicos y sociales.
La actual convivencia de culturas facilitada a su vez, por los modernos medios de desplazamiento, migraciones, comunicación e información, puede ser un elemento fundamental que contribuya a la maduración de la Humanidad, manifestada en el acuerdo, respeto y promoción de unos valores universales por encima de peculiaridades de etnias.


1 El término etnia procede del griego “έθνος” cuyo significado es pueblo o nación, esto es, un conjunto de personas que comparten rasgos culturales.
2 El término etnocentrismo es un concepto elaborado por la Antropología para refererirse a la tendencia que lleva a una persona o grupo social a interpretar la realidad según sus propios patrones o esquemas culturales. Tendencia que aparece unida a la convicción de que la propia etnia y sus prácticas culturales son superiores a los comportamientos de otros grupos.
3Se entiende por transculturalidad un proceso de acercamiento entre las culturas diferentes, que busca establecer vínculos más arriba y más allá de la cultura misma en cuestión, creando hechos culturales nuevos que nacen del sincretismo.

sábado, 6 de diciembre de 2014

Grandes personajes de la bioética: Hoy conocemos a Edmun Pellegrino y su teoria sobre la metamorfosis de la bioética




Edmund Pellegrino (Newark, 22 de junio de 1920 - 13 de junio de 2013) fue un médico y profesor universitario estadounidense, especialista en bioética.
El Dr. Pellegrino fue profesor emérito de Medicina y Ética Médica y Profesor Adjunto de Filosofía en la Universidad de Georgetown. También fue director del Consejo de Bioética del presidente de los Estados Unidos y miembro del American College of Physicians, de la American Association for the Advancement of Science, del Instituto de Medicina de la National Academy of Sciences, de la Pontificia Academia para la Vida; tenía más de cuarenta doctorados honoris causa, y recibió el Premio Benjamin Rush de la American Medical Association, y el Premio Abraham Flexner de la Association of American Medical Colleges.
En 2004, Pellegrino fue nombrado para el Comité Internacional de Bioética de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), que es el único órgano consultivo en el seno del sistema de las Naciones Unidas que participa en la reflexión sobre las implicaciones éticas de los avances en las ciencias de la vida.
A lo largo de su carrera, el Dr. Pellegrino siguió viendo pacientes en su consulta clínica, enseñando a los estudiantes de medicina, internos y residentes, y haciendo investigación. Desde su jubilación en 2000, el Dr. Pellegrino se mantuvo en Georgetown, continuó escribiendo, enseñando medicina y bioética, y participando en los servicios clínicos regulares.


 Recientemente ha llegado a mis manos un excelente resumen de su teoria sobre la evolución de la bioética en estos años que adjunto a continuación  para invitar a la reflexión:

"Etapas de la metamorfosis de la ética médica según el autor.

La visión de Pellegrino de estas cuatro etapas es la de un médico como refiere él mismo y no la de un filósofo, pero la de un médico abierto a la reflexión crítica sobre asuntos médicos, un médico fuertemente atraído por los modelos tradicionales y clásicos de la ética normativa.
El autor refiere cuatro etapas fundamentales:
  • Una primera que caracteriza como largo y tranquilo período en que la tradición hipocrática, enriquecida a lo largo de los siglos por el estoicismo, tradiciones religiosas, entendido como algo dado y que prevaleció hasta casi 1960 (cuando el autor comienza a enseñar esta disciplina)
  • Una segunda etapa a mediados de los años 60, etapa de investigaciones filosóficas, de teorías morales basadas en principios que comienzan a transformar la ética médica.
  • Una tercera etapa que según el autor está llegando a su final en la actualidad y que el denomina ¨antiprincipalismo¨, es decir teorías morales que compiten unas con otras desafiando la primacía de los principios.
  • Una cuarta etapa que según Pellegrino comienza ahora, etapa de crisis en que los conflictos conceptuales y el escepticismo en filosofía moral ponen en jaque la idea misma de una ética universal y normativa en la medicina.
El término metamorfosis es utilizado en este artículo como metáfora, como dispositivo heurístico y no se le debe equiparar al modelo biológico que implica el progreso de una etapa de larva a la madurez. Uno de los puntos en disputa es precisamente en qué consiste la madurez en ética médica.
Pellegrino plantea que la medicina sufre cambios, fragmentación, institucionalización y sobre todo despersonalización del cuidado de la salud y por ello crece el número y complejidad de los problemas en ética médica, según va creciendo la tecnología médica, nos enfrentamos a nuevos desafíos para los valores tradicionales.
Según el autor apareció la duda acerca de los fundamentos morales tradicionales de la sociedad en general, y la medicina en particular, pero además crece la demanda de modelos alternativos para la enseñanza y práctica de la ética medica. Vuelve a reiterar el autor la importancia de la evolución filosófica en lo que respecta a valores humanos y confiere gran importancia a la evolución filosófica desde Rossnla con su teoría de principios de prima facie, seguido de Beauchamp y Childress con los principios de ética biomédica y explica la correspondencia entre estas teorías con las obligaciones hipocráticas, para hacerlo más explícito el autor ejemplifica que hay dos principios de prima facie que son la beneficencia y la no maleficencia idénticos a las obligaciones hipocráticas de hacer el bien y con respecto a la autonomía y la justicia el autor refiere que la primera se ha entendido mal y se ha confundido con la no beneficencia y que esta contradecía la ética tradicional de Hipócrates centrada en el paternalismo. Lo más actual respecto a la autonomía se relaciona con el consentimiento informado y muchos profesionales que se dedican a la práctica clínica no están convencidos de la legitimidad de la autonomía como principio primario, temen que su absolutización llegue a desplazar el buen juicio del médico o estimule el despejo moral del médico o que este se vuelva en contra del bien del paciente.
Respecto al principio de justicia, el más remoto a Hipócrates, que se centra en el bien del paciente y no en bien de la sociedad, la justicia entra a jugar su papel sobre todo en relación a los deberes forenses del médico y en la actualidad este principio cobra más fuerza cuando son más grandes las disparidades en la distribución del cuidado de la salud. Pellegrino plantea que cada vez aumenta la posibilidad de que el médico se transforme en agente de metas fiscales o sociales, más que en agente cuya responsabilidad es cada paciente
El Doctor Pellegrino atribuye a la responsabilidad médica un papel primordial y siente la necesidad de buscar alternativas para la ética médica basada en principios, y vuelve a alertar que la metamorfosis en ética médica ha sido rápida y profunda, pero no ha llegado al fin.
Reconoce que es algo problemático la influencia de estas teorías en el futuro de la ética médica; pero plantea:
"Claro está que en la próxima década los médicos que han adecuado sus pensamientos a los cuatro principios, tendrán que discernir el lugar que corresponde a cada alternativa propuesta…"
Tendrán que decidir si el principalismo puede y debe sobrevivir, en que forma y en que medidas las opciones de alternativas deben suplementarlo o reemplazarlo.
Para el autor es fundamental analizar el periodo de antiprincipalismo y las críticas que hacen al respecto diferentes estudiosos y llega a la conclusión que los principios sobrevivirán pero no en la forma actual, no se mantendrán incólume, pero a pesar de sus limitaciones no desaparecerán y para fundamentar esto Pellegrino plantea:
  1. En cualquier sistema ético hay implícitamente "Principio" es decir, fuentes fundamentales de los cuales derivamos las pautas para la acción: deberes y reglas, y pone el ejemplo de la ética hipocrática basada en la virtud, su juramento proveía de pautas que consistían en reglas y principios específicos.
  2. Cualquier teoría que se presente como alternativa al principalismo tendrá a su vez severas limitaciones. El doctor Pellegrino plantea además que los principios no son incompatibles con otras teorías lo que hay que ir de principios universales a las decisiones morales singulares y luego volver a ellos lo cual se demuestra a través de las teorías que compiten con el principalismo, esas teorías son:
    • Teoría de la Virtud: Por sí sola no provee de pautas suficientemente claras para la acción, es demasiado privada y susceptible de funciones personales de la virtud o de la persona virtuosa. La virtud de la comunidad de valores que sustentan su práctica. Respecto a la virtud el doctor señala que es una teoría implícita y dominante de la Ética Medica tradicional hasta comienzo de los años 30
    • Teoría del cuidado solícito: La ética del cuidado solícito, esta sujeta también a la fundamentación en principios o una regla para construir una pauta confiable al momento de tomar decisiones específicas.
    • Teoría de la casuística, el doctor Pellegrino ubica su aparición desde la época medieval, se basa en la búsqueda de casos concretos y singulares que son ejemplos obvios de un principio en los que exista consenso generalizado o total para después desplazarse a casos más dudosos. Esta Teoría trata de evitar enfrentamiento con el pluralismo moral de la sociedad contemporánea .La casuística puede funcionar como método para el análisis de casos particulares, pero no provee una pauta confiable ni en la teoría ni en la práctica moral.
    Todas estas Teorías, con sus alternativas y limitaciones, pueden enriquecer cualquier teoría de la Ética Médica; pero ninguna es independiente de los principios, reglas y obligaciones.
    Es necesario una infraestructura filosófica comprensiva que sostenga la Ética Médica, capaz de ligar las grandes tradiciones morales con los principios, reglas y también con el nuevo énfasis en la psicología moral, en las condiciones actuales es cosa difícil por el estado deplorable de la filosofía y de la ética contemporánea donde hay grandes dosis de nihilismo y escepticismo y respecto a esto Pellegrino pone como ejemplo a Nietsche quien plantea que la idea de una verdad única es una ilusión…, o la occidentalización de la Ética Medica que ha remplazado a la ética hipocrática.
    El doctor Pellegrino plantea que la tesis de los cuatro principios proporciona ventajas si ellos se fundan en la realidad de la relación médico paciente y en esto ha contribuido la bioética clínica, no agotada y que provee la investigación empírica y las valoraciones que toda teoría ética necesita si no desea legitimar prácticas que distorsionan la realidad y la relación médico paciente.
    Para finalizar su trabajo el Dr. precisa que no está en absoluto clara la continua metamorfosis de la Ética Médica en los años próximos, pero médicos y profesionales de la salud deberán familiarizarse con los giros de la filosofía moral contemporánea si quieren influir en la transformación de la Ética de la profesión. Para ello será necesario dialogar con los filósofos morales y esto alimentará a todos y proporcionará análisis y decisiones morales cada más correctas."

Leer más: http://www.monografias.com/trabajos56/etica-edmund-pellegrino/etica-edmund-pellegrino2.shtml#ixzz3L9KRM3BW