Me toca a mí comentar la sesión de
cinefórum con la proyección de la película documental “Las alas
de la vida” que tuve el gusto de moderar, acompañado de Toni
Canet, el director de la película.
La película ha recibido multitud de
reconocimientos y premios, empezando por el Primer Premio a la Mejor
Película Documental en la 51 Semana internacional de cine de
Valladolid, en el año 2006 cuando se estrenó. El Ministerio de
Sanidad adquirió los derechos de la película como reconocimiento a
su valía y para facilitar la utilización docente de la misma. Ha
proliferado cantidad de material y guías didácticas en la Web, como
por ejemplo:
http://catedu.es/undiadecine-alfabetizacionaudiovisual/Web/guiasdidacticas/Las_alas_de_la_vida.pdf
que todavía es gratuita, otras son ahora de pago.
La película surgió como idea de
Carlos Cristos, el protagonista médico de familia, que con 47 años
de edad y tras serle diagnosticada una atrofia sistémica múltiple
(ASM), enfermedad neurodegenerativa invalidante y mortal, que le
mantuvo intelectualmente bien hasta el final de su vida, decide
pedirle a su amigo y cineasta Antoni Canet hacer una película, para
que lo que le iba a suceder a él sirviera para ayudar a más gente.
La película se rueda durante 3 años y de las 70 horas filmadas y
3000 folios que recogían los textos aparecidos, un grupo de
guionistas, entre los que había paliativistas, filósofos,
bioeticistas, etc. lograron reducir a los 90 minutos de formato
comercial definitivo. Esto explica que las escenas sean únicas e
irrepetibles y que la película constituya una obra valiosísima para
explicar lo que es vivir y morir dignamente. La película se proyectó
en La 2 de TVE en 2008 y a los pocos días murió Carlos, tenía 51
años de edad, pareciera que esperaba esto para morir en paz.
Permitirme expresar por qué Las
alas de la vida me resulta cercana, como pongo en el
título, y yo diría entrañable. En primer lugar porque traté
personalmente a Carlos, coincidimos en un proyecto de investigación
en un grupo y nos reunimos varios fines de semana en Barcelona. Toni
Canet es como yo valenciano y está casado con una compañera mía de
COU. José M. López Piñeiro, catedrático de Historia de la
Medicina, con quien se entrevista Carlos en la Universidad de
Valencia, fue profesor mío y siempre lo tuve como un maestro de
referencia. Carmen Santos de Unamuno, que ayuda a Carlos con el
testamento vital fue compañera del grupo de trabajo de bioética de
la semFYC,…no digo más.
La presencia del director de la
película condicionó el coloquio bioético, en el sentido de que
hubiera sido diferente sin su presencia, pero era difícil sustraerse
a la tremenda suerte que tuvimos de contar con él. Nos contó lo mal
que lo pasó cuando Carlos le informó de su enfermedad y le planteó
la idea de hacer la película, de las dificultades presupuestarias
que atravesaron, de cómo intentaron que los espectadores no cayeran
en sentimentalismos, que hubiera desvirtuado el objetivo propuesto
con la película, que no era otro que la aproximación al final de la
vida de una forma serena y humana. Si la película hubiera sido de
ficción, no se hubiera podido conseguir ningún actor capaz de
mantener los primeros planos que mantuvo Carlos. Un compañero le
preguntó si le había compensado hacer la película y no dudó en
contestarle que por supuesto.
Carlos en el tramo final de su vida,
reflexiona y plantea inquietudes personales sobre el sufrimiento “Lo
entiendes con la cabeza, pero no con el corazón”, el sentido de la
muerte "Me gusta pensar que, sin la muerte, cada nacimiento
sería una tragedia", la trascendencia "A todos nos
quitarán todo, no nos llevaremos nada, dejaremos hecho para los
demás, nuestra única forma de trascendencia". Y a lo largo de
la película se repasan los temas que juegan un importante papel en
esta fase vital: Los cuidados paliativos, la familia, los cuidadores,
los amigos, el documento de voluntades anticipadas, la investigación,
etc.
En el coloquio se dejó constancia de
que a pesar de ser una película que aborda el tema de la muerte,
entiende a ésta como parte de la vida, y da cuentas del
extraordinario carácter vitalista de Carlos, que alternaba el
ejercicio de la medicina de familia con diferentes aficiones como la
música, la práctica de vuelo libre, su colaboración humanitaria en
Uganda, su programa de salud en Radio Nacional de España, sus
inventos ingeniosos que mantiene en momentos avanzados de su
enfermedad. Te obliga a pensar que a pesar de vivir más años que
Carlos, difícilmente se puede haber llevado una vida tan intensa
como la suya.
La opción de Carlos "Mientras
haya música seguiremos bailando,…y a ser posible con una sonrisa"
aunque muy respetable no es la única, hay quien en la misma
situación preferiría parar la música si las condiciones de vida no
las considera dignas.
La película ilustra a la perfección
la idea de “carpe diem”: en la vida hay que aprovechar el
momento, que mañana nadie sabe lo que nos espera. Siempre estaremos
agradecidos a Carlos por su generosidad al legarnos esta lección
magistral.
Voy a aprovechar esta entrada para
dejaros un enlace al siguiente artículo: “Metodología de utilización de cine-fórum como recurso docente en Bioética” que
en su tiempo publicamos y que con la desaparición de la revista
Tribuna Docente ya no está disponible en Internet. Puede seguir
siendo de utilidad.