El Grupo de Bioética de
SoVaMFiC, ha retomado el cineforum y proyectó la película “La Fiesta de
Despedida”, el 22 de noviembre del 2021, ganadora de la Espiga de Oro a la
mejor película y mejor actriz en el Festival de cine de Valladolid y el premio
del público en el festival de Venecia.
Es una película Germano-Israelí, dirigida por Sharon Naymon y Tal Granit, que aborda el tema de la Eutanasia. Cuenta la historia de Yehezket, un hombre de 75 años que vive en una residencia de ancianos en Jerusalen. Max su mejor amigo, se encuentra en un estado terminal y quiere morir en paz, por lo que Yehezket está decidido a cumplir su deseo.
Ante la objeción de su esposa,
Yehezket junto con la mujer de Max se reúnen con el veterinario Daniel y un
policía jubilado Raffi, para llevar a cabo su misión, pero al final ninguno se
atreve, sin embargo, Yehezket, que había sido ingeniero e inventor, con el
propósito de ayudar a su amigo, decide construir una máquina de auto-eutanasia,
en la que era el propio paciente el que apretando un botón la ponía en marcha. Junto
con el grupo de amigos deciden ayudar a Max, antes le hicieron al enfermo
terminal un video, en el que explicaba
lo que iba a hacer y exculpaba de todo a los amigos que le iban a
ayudar. Se corrió la voz y pidieron la ayuda más enfermos terminales de la residencia a la que estos ayudaron.
Esta película trata el tema de
la eutanasia de forma atrevida, valorando la amistad, la compasión, la empatía
e incluso de forma divertida.
El coloquio fue muy
participativo, en el que preocupaba la nueva ley de la Eutanasia, Ley Orgánica
3/2021, de 24 de marzo, que legaliza y regula el derecho a la Eutanasia, en
España, entró en vigor el 25 de junio del 2021.
El paciente debe elegir al
médico responsable y si este se declara objetor debe comunicárselo. En la
mayoría de los casos, es el médico/a habitual o de confianza del paciente, la
ley dice que puede ser cualquier medico/a colegiado bien de Atención primaria,
Atención especializada, pública o privada.
Se habló de que en algunas
comunidades, bien por desconocimiento o falta de información, la ley ha creado
desconcierto por lo que ha habido médicos que se han negado a recoger la
solicitud del paciente, y no le ofrece ninguna alternativa, Si por lo que fuera
se declaraba objetor, ese médico la tendría que derivar al registro sanitario y
este dar curso a la solicitud.
Vieron la necesidad de
formación ante el desconocimiento de la ley, la necesidad de protocolos, ¿a
quien elegiría el paciente terminal como médico responsable?, si a su médico de
Atención Primaria dado la confianza que le merece o a quién. Uno de los asistentes planteó que podría haber un servicio de eutanasia al igual que hay un servicio de
cardiología u otros servicios. Se opinó que era muy impersonal y que se requería confianza.
Se habló de la figura del veterinario que era el único que lo tenía claro, ya que él se sentía muy feliz, cuando le aplicaba la eutanasia a un animal que estaba sufriendo y no tenía solución. En la película el veterinario comenta que lo había hablado con su hermano, en lo que el uno o el otro si llegaba el momento y lo necesitaban se aplicarían la eutanasia.
Francisca Gil Latorre, Médica
Jubilada
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